Esta acción formativa corresponde a la medida N°16 del eje N°7 de la PNME, denominada «Integración e Inclusión de Personas Migrantes”, cuyo enfoque es utilizar la interculturalidad como una herramienta clave para promover la convivencia pacífica en los territorios. Así, la mediación se reconoce como un instrumento esencial para construir sociedades más inclusivas y democráticas, facilitando el entendimiento y la cooperación entre personas de diferentes orígenes culturales.
El objetivo general del programa es formar mediadores interculturales que promuevan la convivencia, el respeto, la democracia y la justicia social en espacios de diversidad cultural. Estos mediadores serán fundamentales para la prevención y solución de conflictos territoriales, contribuyendo a una sociedad mejor para todas y todos.
“Este programa de mediación es significativo, puesto que expresa cabalmente esta idea de que entregarles capacidades a los gobiernos locales es una herramienta que se ha demostrado muy potente para abordar los procesos de inclusión o de integración de personas migrantes en nuestra comunidad”, señaló Luis Eduardo Thayer, Director Nacional de SERMIG, para iniciar las palabras de bienvenida de este hito.
Rebeca Cenalmor-Reja, jefa de la Oficina Nacional de ACNUR en Chile, enfatizó en la importancia que tienen los municipios como respuesta directa a las necesidades de integración de las personas migrantes y refugiadas. “Las municipalidades son justamente la puerta de entrada y la puerta que toca todo el mundo para arreglar los problemas y los desafíos que surgen en el territorio local. Y es justamente en el contexto actual, donde sabemos que los retos y los desafíos en esta temática son muchos, que se hace fundamental tener herramientas para la mediación intercultural con una perspectiva siempre de derechos humanos”, comentó.
Para finalizar, María Olaya Grau, Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica, agregó: “a medida que aumentan los mensajes racistas, xenófobos, de intolerancia o que identifican a los otros como una amenaza, crece exponencialmente el rechazo y la posibilidad de que se cometan discursos y delitos de odio. En este sentido, la convivencia constituye un ejercicio de contrapeso al discurso racista y da cuenta de los encuentros dialogantes entre personas y grupos diversos a partir de una cohabitación productiva del espacio”.
La Política Nacional de Migración y Extranjería (PNME) se desarrolló mediante un proceso participativo amplio, involucrando a actores del Estado, la sociedad civil, el sector privado y organismos internacionales. Entre los avances, destacan la realización de protocolos de reunificación familiar y protección de NNA migrantes, entre muchas otras acciones inmediatas. Con esto, SERMIG se ocupa de que las instituciones estatales estén mejor orientadas para trabajar en pro de una sociedad más inclusiva y respetuosa, proyectando así un futuro de integración y desarrollo conjunto.